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La utilización de animales en la experimentación científica de fármacos y tratamientos médicos.

Desde el comienzo de la farmacología, la experimentación en distintos tipos de animales ha llevado a grandes descubrimientos. Se le debe especialmente a estos tipos de estudios el que hoy en día conozcamos las características de los medicamentos y la gran mayoría de sus consecuencias en el organismo. Pero, si se han evitado miles de catástrofes a nivel biológico es porque antes, esas mismas consecuencias, se vieron en los animales de experimentación. Esto pone de manifiesto que los ensayos preclínicos tendrán mucho cuidado con los seres humanos, pero que con los animales se evidencia que es una práctica carente de moral.
Simplemente basta con tener un mínimo de conocimiento de las acciones de los fármacos, para poder hacerse una mínima idea de lo que tuvieron que hacer con los animales. Por ejemplo, se sabe que la talidomida provoca a la larga malformaciones en los recién nacidos, específicamente el efecto focomélico en el que no se desarrollan las extremidades (puede variar de la ausencia de una a todas). Para saber a ciencia cierta que estos síntomas eran provocados por el fármaco se tuvo que exponer a especies de animales al fármaco para ver las consecuencias en sus crías, modificando completamente el desarrollo normal de esa nueva especie que acababa de nacer, sólo para evitar las consecuencias en humanos.
Ahora bien, no se puede negar que las prácticas preclínicas en los animales han traído grandes beneficios, como por ejemplo, el de poder dilucidar grandes enigmas de nuestra propia naturaleza comparando reacciones biológicas de otras especies a los remedios. También nos han evitado muchos problemas con la toxicidad de los mismos, pero ¿a qué precio?. Siguiendo con los ejemplos de los fármacos, hay muchos que ya se saben tóxicos y que aún así cuando un laboratorio produce un nuevo producto para el mercado se prueba en animales para asegurarse nuevamente de la toxicidad, aunque este resultado sea el mismo que antes, lo que muchas veces provoca la muerte de los animales de prueba.
Finalmente hay que reconocer que no se están tomando medidas para tener un trato justo con los animales que sirven para la investigación científica de las medicinas. Se obvia el rol ético y moral que envuelve este proceso junto con las vidas de aquellos seres que tantos beneficios traen para todos, desde la rata más pequeña hasta una especie bovina.